21.08.2010, 13:33
La guerra de dos pueblos
Eran ayer hermanos: de la ciencia
los dos propagadores se llamaban,
y la industria y el arte cultivaban,
felices en la paz y la opulencia.
Un hombre, en hora de fatal demencia,
irritó sus pasiones, que callaban,
y hoy con mares de sangre quizá lavan
el impuro borrón de su conciencia.
¡Madres! Mañana al despuntar la aurora
no busquéis del hogar en los confines
al que vuestras venturas atesora.
¿El eco no escucháis de los clarines?
¡Tras ellos va la furia soladora
de esta maldita raza de Caínes!
Eran ayer hermanos: de la ciencia
los dos propagadores se llamaban,
y la industria y el arte cultivaban,
felices en la paz y la opulencia.
Un hombre, en hora de fatal demencia,
irritó sus pasiones, que callaban,
y hoy con mares de sangre quizá lavan
el impuro borrón de su conciencia.
¡Madres! Mañana al despuntar la aurora
no busquéis del hogar en los confines
al que vuestras venturas atesora.
¿El eco no escucháis de los clarines?
¡Tras ellos va la furia soladora
de esta maldita raza de Caínes!