12.08.2010, 16:39
Milagros Esquijarosa
Kuba
¡Culpable...!
Y tú, infame, tendrás el merecido
de tu acción baja y vil, engañadora;
él no tuvo la culpa. Tú, traidora,
pisoteaste un corazón herido.
Yo no le culpo, no; pues, seducido
por tus halagos, Circe engañadora
cayó ciego en la red apresadora,
y se entregó cual vencedor vencido.
Tu castigo tendrás, te lo mereces;
tú, que apurar le hiciste hasta las heces
el cáliz del dolor, mujer ligera.
Y tu conciencia, juez inexorable,
te dictará su fallo irrevocable:»
¡Quién a hierro mató que a hierro muera!»
Kuba
¡Culpable...!
Y tú, infame, tendrás el merecido
de tu acción baja y vil, engañadora;
él no tuvo la culpa. Tú, traidora,
pisoteaste un corazón herido.
Yo no le culpo, no; pues, seducido
por tus halagos, Circe engañadora
cayó ciego en la red apresadora,
y se entregó cual vencedor vencido.
Tu castigo tendrás, te lo mereces;
tú, que apurar le hiciste hasta las heces
el cáliz del dolor, mujer ligera.
Y tu conciencia, juez inexorable,
te dictará su fallo irrevocable:»
¡Quién a hierro mató que a hierro muera!»