12.09.2010, 14:56
Grito de un culpable
De la mano de Dios abandonado,
el sello de Satán llevo en la frente:
que arrastra mi conciencia eternamente
el grillete maldito del pecado.
Para salir, Señor, de tal estado,
mi frágil voluntad es impotente,
a asfixia condenada en el ambiente
que emponzoña la vida del malvado.
Me aborrezco a mí mismo y me desprecio,
derrumbado hasta el fondo de la sima
donde oculto, Señor, mi orgullo necio...
Mi espíritu conforta, me fe anima:
esclavo de mi culpa, ¿no habrá precio
que de esta servidumbre me redima?...
De la mano de Dios abandonado,
el sello de Satán llevo en la frente:
que arrastra mi conciencia eternamente
el grillete maldito del pecado.
Para salir, Señor, de tal estado,
mi frágil voluntad es impotente,
a asfixia condenada en el ambiente
que emponzoña la vida del malvado.
Me aborrezco a mí mismo y me desprecio,
derrumbado hasta el fondo de la sima
donde oculto, Señor, mi orgullo necio...
Mi espíritu conforta, me fe anima:
esclavo de mi culpa, ¿no habrá precio
que de esta servidumbre me redima?...