28.09.2010, 15:58
Martínez Nacarino, Juan
Spanien
Como tú
Juntó nuestras dos almas de tal suerte
aquel inmenso amor que nos unía
que Dios solo entre sí las distinguía:
¡así fue nuestra unión de íntima y fuerte!
Pero la Muerte mísera no advierte
cuál es el alma tuya y cuál la mía,
¡y juntos padecimos la agonía,
y de un golpe a los dos mató la Muerte!
Verdad que yo, que te adoraba tanto
amortajé después tu cuerpo yerto
y te enterré, ay de mí, bañado en llanto!
Pero para mí el mundo es un desierto
y a mí nadie me lleva al Camposanto,
¡aunque también estoy, como tú muerto!
Spanien
Como tú
Juntó nuestras dos almas de tal suerte
aquel inmenso amor que nos unía
que Dios solo entre sí las distinguía:
¡así fue nuestra unión de íntima y fuerte!
Pero la Muerte mísera no advierte
cuál es el alma tuya y cuál la mía,
¡y juntos padecimos la agonía,
y de un golpe a los dos mató la Muerte!
Verdad que yo, que te adoraba tanto
amortajé después tu cuerpo yerto
y te enterré, ay de mí, bañado en llanto!
Pero para mí el mundo es un desierto
y a mí nadie me lleva al Camposanto,
¡aunque también estoy, como tú muerto!